'No te van a querer ni los perros', puede decir una madre enojada..
'¿Quién quiere otro choripán?'. 'Vos no, mi amor, que estás muy gorda a su hija de 15 años.
'Vamos, no seas mariquita', le dijo su profesor de natación cuando él -que en ese momento tenía 6 años- porque tenía frío. Y todos sus amigos empezaron a reírse..
Son frases que no te matan pero mal parado hieren. Frases perniciosas.
Por un lado pensemos antes de hablar...tratemos de no herir el corazón de los que más amamos (ni el de nadie) y, además, los que tenemos en nuestras manos formar a niños, como padres o educadores, enseñémosles a bajar la guardia y a pararse en sus propios pies:
:“La forma en que los demás me traten a mí es parte de su conducta, la forma en que yo reaccione es parte de la mía”.
La autoestima no puede estar basada en la mirada de los demás, no les parece?. El otro puede no saber el mal que está haciendo pero nosotros podemos aprender a expresar ese dolor en el lugar indicado.
5 jun 2010
A defenderse de las palabras también se aprende
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:20 a.m.
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