"O Suicida e o Computador"
Después de hacer el nudo y poner una silla debajo, el escritor se sentó detrás de su escritorio, encendió la computadora y tecleó:
"En el fondo, en el fondo, los escritores pasan todo su tiempo redactando su nota de suicidio. Los que se suicidan son los que terminan antes."
Se levantó, se subió a la silla bajo la horca y colocó la soga en su cuello. Luego retiró la soga del cuello, bajó de la silla, volvió a la computadora y suprimió el segundo "en el fondo". Quedaba más enjuto. Más categórico. Releyó la nota y la encontró que quedaba corta. Pensó un momento y luego añadió:
"Están los que se suicidan antes de escapar de la terrible agonía de encontrar un final para la nota. El suicidio sustituye el final. El suicidio es el final".
Se levantó, se subió a la silla, colocó la soga alrededor del cuello y se quedó pensando. Recordó una frase de Borges. Se adapta, pensó. Retiró la cuerda del cuello, bajó de la silla y volvió a la computadora. Digitó:
"Borges dice que el escritor publica sus libros para librarse de ellos, sino pasaría el resto de su vida reescribiéndolos. El suicidio reemplaza la publicación. El suicidio es la publicación. En el caso, el libro se deshace del escritor."
Se levantó, se subió a la silla, pero descendió de la silla antes de colocarse la soga al cuello. Se acordó de otra cosa. Volvió a la computadora, y entre el penúltimo párrafo y el último, insertó:
"Hay escritores que escriben un buen libro, o una buena nota de suicidio, para después nunca más consiguen escribir otro. Atribuyen eso a un bloqueo, al miedo al fracaso.No es nada de eso. Es que escribieron la nota, pero se olvidaron de suici dar. Pasan el resto de mi vida sabiendo que faltaba alguna cosa en su obra y no saben qué es. Faltó el suicidio."
Se levantó, quedó mirando la pantalla de la computadora y se sentó de nuevo. Tipeó:
"En el fondo, en el fondo, la angustia es saber cuándo se termina. Hay quienes no saben cuando llegaron al final de su nota de suicida. Por lo general, son escritores de una obra extensa. La crítica elogia su prolijidad, su experimentación con formas diversas. No saben que él no conseguía terminar la nota. "
Esta vez no se levantó. Se quedó mirando la pantalla, pensando. Luego añadió:
"Está claro que el computador ha agravado la agonía. Tal vez una nota de suicida definitiva sólo pueda ser manuscrita o dactilografiada a la vieja usanza, cuando el miedo de borrar el papel con correcciones y dejar una impresión de descuido para la posteridad, llevaba al autor a ser preciso y conciso. Tesis: es imposible escribir una nota de suicidio en una computadora. "
Era eso? . Él releyó lo que había escrito. Eliminó el segundo "en el fondo". Era eso. Por las dudas, guardó el texto en la memoria de la computadora.Al día siguiente lo revisaría.
Versión en portugués:http://rboechat.blogspot.com/2007/01/o-suicida-e-o-computador.html
Luis Fernando Verissimo escritor brasilero
En Las mil y una noches la vida se alarga contando cuentos. La angustia de terminar algo, de llegar al final de un camino, del último día de la vida, está sembrada en la literatura y Veríssimo lo expresa con humor. Él alarga la vida corrigiendo lo hecho. Y eso es lo que tiene este gran escritor brasilero que cautiva, que divierte y hace pensar. Traduje como yo lo leo. Lo que no pude atrapar es la belleza del idioma portugués que imprime una sonrisa con sus modismos.
Doy gracias a quien me ayudó a descubrirlo y con quien pude disfrutar su sabor como un buen vino.
3 ago 2010
La vida como una permanente reescritura
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:01 a.m.
Etiquetas: el final, Luis Fernando Verissimo, O suicida e o computador, traducido al español
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