Una historia real.
Llega una japonesa a Chile donde tiene que compatibilizar su cultura con la del lugar. Acostumbrada como japonesa a comer poco, fundamentalmente porque la comida es cara, se encuentra, al poco tiempo de llegar, ante el hecho de ir al mercado de frutas y que su marido chileno compre dos cajoncitos de frutillas. En Japón la comida se raciona y no se despilfarra. Esa compra le pareció un despropósito, hasta casi ofensivo. Se produce una discusión en el mismo mercado, hasta el punto de sus lágrimas. Era incomprensible lo que estaba haciendo su marido!!. Iban a tener que terminar tirándolas, cómo él podía hacer eso?. Claro, ella no sabía que en Chile se hacían dulces, tartas y usos diversos, que dio como resultado que las frutillas fueran aprovechadas en su totalidad y terminaran siendo consumidas en una semana.
Nosotros solemos asombrarnos y quedarnos admirados de la conducta de los japoneses (como la espera por su agua, su ración después de la catástrofe) pero no solemos saber que para ellos antes del sí mismo, está el otro y que ése es su concepto de dignidad.
Posiblemente, en el caso de Argentina, la misma abundancia de las posibilidades de alimentos no nos hagan valorar nuestras potencialidades para llegar a racionarlo para que todos podamos comer. Tantas tierras y chicos que mueren de hambre!! También es probable que los sufrimientos que hemos padecido por las malas políticas, nos hayan vuelto extremadamente individualistas.
De todas maneras es bueno interrogarse por dónde se empieza...
29 mar 2011
El alimento y las culturas
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:09 a.m.
Etiquetas: alimentos, Japón, stella maris coniglio rosario, utopias argentinas
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