“Había en un psiquiátrico dos internos que decían ser Jesucristo. Lejos de discutir con ellos un terapeuta los reunió y les explico que, dado que Jesucristo hay uno solo, alguno de los dos estaba mintiendo pero que él no se sentía con la idoneidad necesaria para determinar quién era el falso y quién el verdadero profeta. Los dejó solos con la consigna de que llegaran a un acuerdo al respecto. Al poco tiempo uno de los dos, algo avergonzado (según relatan), se acercó al médico y reconoció no ser quien anteriormente había dicho que era. La mitad del problema estaba resuelto. Dispuesto a finiquitar el asunto el terapeuta se dirigió -munido de maderas, herramientas y accesorios- donde se encontraba el identificado profeta para proceder a su crucifixión. Le tomó las medidas y comenzó a fabricar la cruz. Luego de la sorpresa inicial el paciente salió corriendo a pedir ayuda porque había entrado un loco que se pensaba que él era Jesucristo y buscaba crucificarlo…” Paul Watzlawick
Linda forma de resolver el conflicto, no?. Correrlos para donde disparan... Me gustó. Esto es más profundo de lo que muestra...Qué pasa si seguís hasta el extremo lo que te quieren mostrar como cierto?...Y es una locura!!!
13 oct 2011
No es loco el que quiere sino el que lo dejan...
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:07 a.m.
Etiquetas: cuento corto, reflexión, utopias argentinas
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