13 ago 2012
Están relativizando la ética.
Qué bueno sería que en Argentina se hablara de ética. Ya
parece un término gastado y fuera de moda. Parece una burla en los
tiempos en que vivimos y un descargo de quien la emplea, como diciendo: -qué me
van a hablar de ética quienes no la practican, refiriéndose a los medios, a los
empresarios. El tema no está en qué se dice y cómo
se dice, sino en las consecuencias y gravedad que encierra. Quiero hablarles de lo que observo de la relación del
Gobierno y los medios en lo que respecta a los actos de corrupción, a los
delitos cometidos por funcionarios públicos. Todas las transgresiones al Código
de Ëtica de la Administración Pública están a la vista, se saben, se conocen y
el tema es que ahí termina la cosa. Se blanquea, y listo. Se auto acusan, se
descubren, aparecen las pruebas. Una vez que todo se sabe, ahí está la trampa: de
qué los vas a acusar si ya los acusaste ayer y no pasó nada. Eso una y otra
vez. En Brasil se enjuicia a los funcionarios, acá por más graves que sean las
pruebas, cuanto más se desmenucen las conexiones, cuanto más a la vista se
expongan, mejor, así ya todos saben y los desarticulás, "no tienen nada para acusar". Los
anulás por su sola repetición.Y así acusan ellos al periodismo de no ético y es
a ese periodismo al que usan para sacar sus propios trapitos al sol. Como
siempre, todo muy perverso. Acusan a los otros, relativizan lo propio. La
política de la verdad móvil, del encantamiento. La corrupción es una moneda
falsa que tiene curso gracias sólo por nuestra complicidad.
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:40 a.m.
Etiquetas: corrupción, corruptos., ética, medios de comunicación, moral
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario