11 oct 2012

Lo que la sostiene es la ilusión.


Coleridge decía algo muy interesante: Para disfrutar del arte hay que suspender por un rato la incredulidad.  Es decir, tengo que creer que lo que veo es real, no dudar.  Para ejemplificar creo que cae a cuento lo que me sucedió cierta vez, en un evento. Se estableció un juego con premios y se limitó el tiempo para que se anotaran  los que quisieran actuar. Una mujer mayor llegó en el límite del tiempo y no la dejaban participar. El público presionó para que fuera aceptada y resultó ser excelente, histriónica, sabía bailar, cantar, la mejor. Una persona que estaba conmigo, convencida de la accidentalidad del hecho comentaba apasionadamente la eventualidad de que no la hubieran dejado participar siendo tan buena. Era tan evidente que estaba preparado, que mi comentario fue incrédulo, a lo que me respondió: NO ME ROMPAS LA ILUSION!!.
       El psicólogo Gabriel Rolón dice que en el amor también hay que suspender la incredulidad para enamorarse. Pero al igual que la obra de teatro, en el amor en algún momento se termina el encanto, porque hay un punto donde uno no puede pedirle al otro lo que quiera porque el otro no tiene todo para dar. Que enamorarse es asumir que hay cierto dolor que se va a tener y  que ese dolor es obvio hasta en las relaciones más sanas. Pero aclara: si en un momento el nivel de dolor excede determinado rango, de esa historia de amor más vale bajarse.

Y en política, pasa lo mismo. Para concitar lazos de identidad permanentes y masivos hay que CREER, MANTENER LA ILUSION, mientras la misma no duela tanto…., no?.
Victor Hugo decía: ” El alma tiene ilusiones como el pájaro tiene alas; es lo que la sostiene“. Cuántos hay que ven que no les dan lo que pensaron que les iba a dar, pero pueden llegar a votarla. A veces vale bajarse...

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