Así como calle Córdoba era el paseo vespertino obligado, las
"tardes del Bulevar" congregaban también a las familias conocidas, y
por el actual Bvard. Oroño traqueteaban
entonces, entre 1900 y 1920, los carruajes de la época -con caballos lustrosos,
enjaezados para la ocasión-, y las señoras vestidas con profusión de vestidos,
muselinas, sombrillas y sombreros de pluma, mientras la banda de policía
amenizaba ese ajetreo social con música adecuada a ese disentido clima de
recreación, del que el resto de la ciudad -la incipiente clase media, las
clases populares-eran espectadores entre asombrados y divertidos, según el
caso.
Aquellos paseos bisemanales (jueves y domingos), pero
especialmente el del domingo, eran en esencia la gran recreación social de las
familias distinguidas: una versión con tracción a sangre de la "vuelta del
perro", que tenía como destino final el Parque. El pueblo se saluda
mientras se observa, se murmura entre dientes, se flirtea, mirada va-mirada viene, se despelleja al vecino, se
mandan saludos a la familia, se chismorrea sobre las alegrías y los desastres
ajenos y los coches caminan cansados, a cámara lenta.
Fuente: Rafael Oscar Ielpi
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