El discurso del golpeador que promete pero no repara, propone lo que hará y nunca lo cumple y en el fondo sigue fajando a su víctima, a la que combinando los golpes le dice: “esto me duele más a mí que a vos, porque no entendés todo lo que me costó no romperte la cabeza”. Una ternurita.
El recurso (y discurso) del golpeador que se cree y se construye como víctima, del golpeador que se justifica y construye su violencia activa en una simulación de violencia reactiva (traducido: te faja en defensa propia por haberlo provocado). Y que, adelante de la familia, los amigos y la visitante social, se comporta como el miserable que entrega los regalos, para que todo siga igual, para que el tiempo no avance. Parecen tener una doble personalidad (una en público y otra en privado) incluso en su hogar experimentan cambios alternando la violencia con el arrepentimiento.-
Muchos golpeadores se acostumbran a golpear porque hacerlo les otorga un escape instantáneo para su frustración y coraje – no porque hayan encontrado que el castigo físico sea una manera efectiva de mejorar el comportamiento del niño.
Lo que el niño suele no perdonar, increíblemente, no es al padre golpeador, sino a la madre que no es capaz de defenderlo.
Es notable como la máquina pejotista nos ha acostumbrado al procedimiento para el cual (o al menos para que el mismo funcione) se precisa de escenografía. Te pego pero te doy.
De una u otra manera es violencia perversa, porque te pega y te acaricia. No te permite enojar. Ya lo vimos en otras oportunidades. Cuál es la madre que nunca nos defiende y nos salva del castigo y nos deja enganchados en esa psicología perversa de permitir seguir siendo golpeados por los que se muestran víctimas por tener que golpearnos?.
http://conmigonobarone.wordpress.com/2014/03/22/promesas-sobre-el-bidet/
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