20 oct 2014

Se les va la mano...

Un hombre baja de su coche y se acerca al criador de cerdos:
- ¿Qué le da de comer a sus cerdos?
- Pues yo le doy las sobras de la comida, basurillas y otras inmundicias que encuentro por ahí.
- ¡Oiga, que se ha creído, debe pagar una multa de 1 millón de euros por tratar mal a los animales!
El criador se queda todo fastidiado y, al pasar un tiempo, llega otra persona que le pregunta lo mismo, y esta vez dice:
- Yo les doy salmón ahumado, entrecot a la pimienta y un postre de helado y pasas.
- ¡Oiga! ¡Soy de la International Fome, no sabe que hay hambre en el mundo ¿o qué?, debe pagar una multa de 1 millón por derrochar comida!
El criador ya no sabe que hacer, pasa el tiempo, llega otro tipo y le pregunta otra vez qué comida le da a los cerdos, y dice:
- ¡Mire, yo les doy 50 € a cada uno y que se compren lo que quieran!

Así en todo. Fijense que este cuento es europeo. Nos estamos poniendo tan purista en derechos y obligaciones que se nos termina yendo la mano...
 Sino analicemos el tema trabajo-desocupación.
Los que pueden fomentar el trabajo si no es el Estado son los empresarios. El empresario trae la idea, monta su proyecto, establece las redes de clientes, fomenta la demanda de su producto, contrata personal. El Estado puede hacer eso y mantenerlo en el tiempo?. Para mí, no. Necesita la creatividad del empresario, esa pasión que no se logra dentro del trabajo fijo, sin riesgos, que significa el empleo público.
La clase media es la que durante muchos años, muchas veces, a los que  les daba trabajo les daba casa, comida, dinero para mandar a sus hijos a la escuela. Era poco. Era "trabajo esclavo". La persona tenía lugar donde bañarse, tenía cama. pisaba cemento.
A medida que se les fueron poniendo obligaciones, la clase media no pudo sostener a su personal y volvió a hacer sus trabajos manuales, que no los delegó más. Por su parte lo que era llamado "trabajo esclavo" se convirtió en gente viviendo en casas de chapa y cartón, en pisos de barro, sin baños, y comiendo salteado. Para eso el Estado le dio unos pesos. No es esclavo pero es mantenido sin trabajar en formas infrahumanas. Quién ganó?


Es como el que hayan sacado los carros  con tracción a sangre (caballo, pobre  animal) y ver a los hombres tirando de los carros.



A los niños no se les permite trabajar. Será que conocimos a chicos ayudando a la economía de la  casa trabajando como cadetes de farmacia, como canillitas, ayudando a sus padres en los bares, y a su vez estudiando (o como mi padre, que conté que cuidaba caballos de chico) y al final de sus días vimos que se convirtieron en personas honorables, dignas, que por eso vemos que eso era mejor a que los empleen los narcotraficantes como deliverys de drogas?. O peor, qué les quemen los sesos porque están en la esquina sin hacer nada y los drogan?.
La automatización industrial sacó afuera del trabajo a muchos obreros. Es cierto. Por lo tanto es necesario crear fuentes de trabajo alternativas. Se pensó en el servicio: el turismo, el trabajo en red, el transporte. No fue suficiente. El  Estado se hizo cargo y  se agrandó en un número imposible de sostener, sin ingresos genuinos para sostener esa infraestructura improductiva del dinero que necesita un país para funcionar y cubrir bien la salud, la educación, las rutas.
Una alternativa hubiera sido pagar la parte que la clase media no podía pagar o eximirla de leyes sociales de las cuales el Estado se hiciera cargo para que el trabajador no las perdiera, por ejemplo,  y capaz que hubiera estado equilibrado. O no dejarles de pagar el plan si trabajaran y aplicar esa parte a compensación de salario. No sé. No soy quien para pensar una solución, pero creo que algo se nos escapa.  No hablo desde la izquierda, ni desde  la derecha. Hablo desde los resultados. Hay que estar en Rosario para ver la pobreza extrema donde podría existir el trabajo. No veo al Estado organizador de nuestras vidas. Dependemos de la salud mental de quien pueda gobernarnos para saber hacia dónde vamos. Todo extremo es malo y a las nuevas (o viejas) formas de pensar, se les va la mano...


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