2 dic 2014
Reconocer nuestra propia canción.
"Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está
embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan
hasta que aparece la canción del niño. Ellas saben que cada alma tiene su
propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las
mujeres encuentran la canción, la entonan y cantan en voz alta. Luego retornan
a la tribu y se la enseñan a todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad
se junta y le canta su canción. Luego, cuando el niño va a comenzar su
educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como
adulto, nuevamente se juntan todos y le cantan. Cuando llega el momento de su
casamiento, la persona escucha su canción en voz de su pueblo. Finalmente,
cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su
cama y del mismo modo que hicieron en su nacimiento, le cantan su canción para
acompañarle en el viaje.
En esta tribu, hay una ocasión más en la que los
pobladores cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona
comete un crimen o un acto social aberrante, se le lleva al centro del poblado
y toda la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces… le
cantan su canción. La tribu sabe que la corrección para las conductas antisociales
no es el castigo, sino el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando
reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer
nada que pudiera dañar a otros.
Tus amigos conocen tu canción, y te la
cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por
los errores que cometes o las oscuras imágenes que a veces muestras a los
demás.
Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo, tu totalidad cuando
estás quebrado, tu inocencia cuando te sientes culpable, tu propósito cuando
estás confundido."
Tolba Phanem (Poeta africana y luchadora por los
derechos civiles de las mujeres).
La contención grupal, desde que nacen, tan ajena a nuestra cultura, es un valor a ser recuperado porque el individualismo es una de las principales causas de la desintegración social que lleva a las deformaciones y degradaciones en las que estamos inmersos. El hombre es un animal social y necesita de los otros, siempre. En las buenas y en las malas y tiene que saber que cuenta con ellos. SMC
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:00 a.m.
Etiquetas: animal social, contención grupal, individualismo, Iván Garrivia, Tolba Phanem
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