7 abr 2015
China agita el orden financiero internacional
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB)
es, junto con el Nuevo Banco de Desarrollo o banco de los BRICS, la pieza más
sólida hasta ahora de los planes chinos para establecer una alternativa al
sistema financiero internacional actual. El banco tendrá su sede en Pekín,
donde está previsto que comience sus operaciones a finales de este año.
Su misión principal será la financiación de obras
de infraestructura en los países participantes.
La Casa Blanca ha expresado su preocupación sobre la
decisión de Reino Unido de participar en la creación de una nueva institución
financiera impulsada por China, que Washington teme que
aspire a competir con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el
Banco de Desarrollo Asiático.
China dio el martes pasado un paso más para materializarlo (AIIB, por sus siglas en
inglés), la primera institución financiera multilateral que no estará dominada
por Estados Unidos o alguno de sus aliados. Finalizado el plazo dado por China,
más de 45 países han solicitado ser
miembros fundadores de la institución, pese al rechazo explícito de EE UU.
En el fondo subyace una pugna de poder entre las dos mayores
economías del mundo, porque al rechazo estadounidense a participar en un banco
de desarrollo promovido por China se une la promoción del Acuerdo de Asociación
del Pacífico, que EE UU prevé firmar con otros 11 países de aquella orilla con
la clamorosa ausencia de China.
Siguiendo la estela estadounidense, países como Australia o
Corea del Sur se negaron inicialmente a participar, pero al final han
solicitado su ingreso. Todo cambió el 12 de marzo, cuando el Reino Unido anunció
su adhesión para sorpresa incluso de Pekín, que la esperaba unos días más
tarde.
En el delicado juego de ajedrez que representan EE UU y
China por el control del sistema financiero internacional, Pekín se ha apuntado
un jaque importantísimo. Una semana después de que lo hiciera el Reino Unido,
Francia, Alemania e Italia desafiaron este martes las objeciones de Washington
y anunciaron su participación en una de las entidades que promueve Pekín como
alternativa a las instituciones multilaterales actuales.
El cálculo de su ministro de Economía, George Osborne, era
simple: como miembro fundador, su país ganaría puntos para convertirse, como
anhela, en el gran centro de operaciones financieras en renminbis (o yuanes)
—la divisa china— en Europa. Tras el anuncio británico, siguieron en cascada el
resto de las economías europeas , deseosas de mantener una buena sintonía
con la segunda economía del mundo y de abrir camino a la participación de sus
empresas en los proyectos financiados por el banco. Al fin y al cabo, el
necesitado sector de las infraestructuras en Asia cuenta con un enorme
potencial.
Desde la llegada al poder de Xi
Jinping, China ha acometido una política exterior mucho más enérgica y con este
Banco logra aumentar su influencia global. Además, gana credibilidad y
experiencia en el ámbito de la inversión multilateral. Un área donde aún es un
actor relativamente nuevo, pese a haberse convertido ya en uno de los
principales proveedores mundiales de crédito: solo sus préstamos a América
Latina y el Caribe crecieron un 70% en 2014, hasta los 22.000 millones de
dólares, según la China-Latin America Finance Database. Sus experiencias previas,
a través del Banco Chino de Desarrollo o el Eximbank, no siempre han sido
gratas. Con el nuevo banco, podrá aprovechar el conocimiento de otros países
con mayor tradición, al tiempo que mantiene las riendas.
Cuál es el rol de Argentina en este movimiento internacional?.
Fuente: diario El país.
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:00 a.m.
Etiquetas: AIIB, Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras., China
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