Era una reserva fantástica: piedras para hacer tropezar a los virtuosos, espejos que aumentaban la propia importancia, lentes que disminuían la importancia de los otros. Colgados en la pared, algunos objetos llamaban mucho la atención: un puñal de lámina curva, para ser usado en la espalda de alguien y grabadores que registraban chismes y mentiras.
-¡No se preocupen por el precio!- gritaba el viejo Satanás a los potenciales compradores - ¡Llévenselo hoy y paguen cuando puedan!
Uno de los visitantes notó en un rincón dos herramientas que parecían muy usadas y apenas llamaban la atención. Sin embargo, eran carísimas. Curioso, quiso saber la razón de aquella aparente discrepancia.
- Están muy gastadas porque son las que más uso - respondió Satanás, riendo. Si llamasen mucho la atención, las personas sabrían como protegerse de ellas. Sin embargo, ambas valen el precio que estoy pidiendo: una es la Duda, y la otra es el Complejo de Inferioridad. Todas las otras tentaciones siempre pueden fallar, pero estas dos siempre funcionan.
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