El 21 de enero del 2012 publicaba en Historia real de Rosario
ver algo que estábamos padeciendo y que suponíamos no había pasado antes. Investigando encontré que en 1900 había sucedido la llamada
"semana de fuego" en Rosario, con te
mperaturas máximas que treparon hasta los 40°5.
Y también contábamos (según datos aportados por Ielpi) que por si fuera poco, ese comienzo de siglo estuvo acompañado por las temibles mangas de langostas que aparecieron de improviso y
ensombrecieron el cielo. Era un azote para cuanto árbol, arbusto o plata
cruzaran su camino. Con calor y sin sombra. Se imaginan.
Hoy la historia se repite, semanas de fuego y el peor ataque de langostas de los últimos 50 años. Así
fue catalogada la plaga que afecta a las provincias de Santiago del Estero,
Tucumán, Salta, Catamarca, San Luis y Córdoba por la Confederación Rural
Argentina (CRA) que advirtió que se encuentra en "estado de alerta" y
que la "situación es insostenible".
Los productores no recuerdan haber sufrido nunca algo así.
Siempre cuando sufrimos algo nos parece que es lo peor que nos puede pasar y que nunca nos pasó antes.
A veces la historia sirve para relativizar las cosas y es la historia la que nos saca del dramatismo, ya que el mundo, después de ese día de febrero de 1900, siguió andando y nada es peor que antes sino cíclico como la vida misma. El mismo amor, la misma lluvia.
Recuerden que fue la manga de langostas la que en 1812 nos ayudó contra los realistas.
Lo que en un momento nos puede parecer lo peor en otro nos salva. Este cartel está en Tucumán y dice: Al promediar el combate, una enorme y providencial bandada (era más que una manga) de langostas confundió aún más a las tropas realista, ya asombradas por el coraje y la determinación de nuestro ejército.
A veces, como dice la sabiduría popular, no hay mal que por bien no venga. Hoy lo puedo asegurar.
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