20 mar 2016

La magia del boludo enamora...

Por mirar el otoño perdía el tren del verano,
usaba el corazón en la corbata,
se subía a una nube,
cuando todos bajaban.

Su madre le decía:
no mires las estrellas para abajo,
no mires la lluvia desde arriba,
no camines las calles con la cara
que ensucias la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia, que se moja;
no des la espalda al llanto;
no vayas vestido de ventana;
no compres ningún tílburi en desuso.

Mirá tu primo, el recto, que duerme por las noches.
Mirá tu tío, el justo, que almuerza y se sonríe.
Mirá tu primo, el probo, puso un banco en el cielo.
Tu cuñado, el astuto, que ahora alquila la lluvia.
Tu otro primo, el sagaz, que es gerente en la luna.

Tienes razón, mamá, dijo el boludo.
Y se bebió una rosa.
No seré más boludo.
Y se bajó del viento.
Seré astuto y zahorí.
Y dio vuelta una estrella para abajo.
Y se metió en el subte.
Y quedaron las gaviotas en el río.

Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
-Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo.
Y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño.
Y llegó fin de mes, cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo.

Entonces vinieron las fuerzas vivas
y le dijeron:
-Has vuelto a ser boludo, boludo.
-Seguirás siendo siempre el mismo boludo.
-Seguirás siendo el mismo boludo siempre.
-Seguirás siendo un boludo siempre.

-Debes dejar de ser boludo, boludo.
Y, medio boludo,
con esos cinco minutos de boludo,
dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Y subió las escaleras para abajo,
hizo un hoyo en la tierra,
miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza,
le gritaba: ¡boludo!
Y él seguía mirando a través de los zapatos.

Entonces
vino un alegre y le dijo: Boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo: Pobre boludo.
Vino un triste y le dijo: Triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo: Reverendo boludo.
Vino un cura católico y le dijo: Sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo: Judío boludo.
Vino su madre y le dijo: Hijo, no seas boludo.

Vino una mujer de ojos azules y le dijo:
Te quiero.
Isidoro Blaistein (1933-2004)

Una curiosidad: la palabra que mejor representa a nuestro país es BOLUDO.
 A partir de una iniciativa del diario El País de España, en el marco del VI Congreso de la Lengua Española en octubre del 2013 en Panamá, 20 escritores fueron invitados a definir a sus países con una sola palabra. La idea era que eligieran la palabra más autóctona del país, una palabra que al expresarla escrita o fonéticamente se identificara a qué lugar pertenece. El autor argentino Juan Gelman entre cientos de vocablos posibles –y esquivando las previsibles “tango”, “mate”, “asado” o “pampa”– apostó a lo seguro y dijo: “boludo”. ¿Será esa la palabra que nos representa cabalmente?
“Es un término muy popular y dueño de una gran ambivalencia hoy –explicó Gelman-. Entraña la referencia a una persona tonta, estúpida o idiota; pero no siempre implica esa connotación de insulto o despectiva. En los últimos años me ha sorprendido la acepción o su empleo entre amigos, casi como un comodín de complicidad. Ha venido perdiendo el sentido insultante. Ha mutado a un lado más desenfadado, pero sin perder su origen”.
Como la película que sale a la palestra es "Me casé con un boludo" vale la pena rememorar el origen autóctono de la palabra:
Nuestros gauchos formaban en tres filas. La primera era la de los "Pelotudos", que portaban las pelotas de piedra grandes amarradas con tientos. La segunda, era la de los "Lanceros", con facones y tacuaras. Y la "Tercera" la integraban los "Boludos", con sus boleadoras y bolas.
Es decir: el último orejón del tarro...JAJAJA. O es el boludo el que saca las papas del fuego que no pudieron hacerlo las dos filas anteriores. Y lo hace desobedeciendo los cánones marcados por los lugares comunes que lo precedieron y que ya fracasaron?. Por eso, enamora.

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