1 abr 2016
Cuál es el límite de nuestra imaginación?.
Las diferentes civilizaciones pusieron límites, que pueden
parecernos coercitivos o no.
El hombre tiene una fuente inagotable que es su imaginación,
que lo puede hacer llegar hasta donde él quiera, trasvasar límites,
ahondar en su cuerpo, experimentar en política, llevar a un pueblo a la guerra, probar su propia resistencia,
la ajena, crear en el arte, romper las reglas.
El hombre puede experimentar, puede ahondarse en los infinitos
caminos que les brinda la vida, puede cambiar su sexo, puede llegar a vivir las
penurias más grandes, puede desbordarse en la alegría, puede drogarse para
hallar el más allá de sí mismo, o alcoholizarse para adormecer el dolor,
puede degradarse para hurgar en esa misma degradación, puede deprimirse hasta
lo más profundo, puede volver a su pasado y repetirlo hasta el cansancio, puede
quedarse en el pasado, puede proyectarse ilimitadamente hacia el futuro. Y así
como alguna religión limitó el consumo de cerdo, posiblemente por alguna peste
que haya diezmado a un pueblo, otra utilizó los rituales para atraer la fe en
un cambio o elaborar una pérdida o el festejo de una nueva estación, otra
limitó el incesto por ley, otra condenó el uso de la droga, todas supongo que
lo hicieron buscando un ordenamiento de contención a la propensión del hombre
en su locura. Porque hay un límite que no se pasa, pero no porque los otros
hombres nos lo impongan, sino porque el desborde, el salirse de los
bordes, desborda (qué casualidad el Borda, no?), nos saca del engranaje
que por su armonía nos contiene.
Sería interesante que de niños nos dijeran que podemos
experimentar, siempre sabiendo que nos tenemos que cuidar de dar pasos que no
sean irreversibles. Eso, no dar pasos de los que no podemos regresar. Ése
es el límite, no?
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:00 a.m.
Etiquetas: imaginación
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