Artículo 41 de la Constitución Nacional Argentina:
Todos los habitantes gozan del derecho a un
ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las
actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer
las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo.
El daño
ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo
establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a
la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio
natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación
ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los
presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para
complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales.
Se
prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente
peligrosos, y de los radiactivos.
En lo referente al ambiente sano, como vemos es un derecho y un deber. Desconozco
algún artículo de la Constitución que se refiera de la misma manera a la salubridad de la alimentación. Se habla del derecho a la alimentación en contraposición a
hambre, a su disponibilidad. Se habla de una alimentación saludable con respecto al hecho de la
variedad, de la cantidad de sal, de la cantidad de azúcar. Sin embargo, se encuentran
discusiones no claras, no científicas, sobre los herbicidas, sobre la soja modificada
genéticamente. Somos un país sojero y Santa Fé está en el corazón de la soja.
Por un lado está el derecho al ambiente sano y por el otro derecho a comer
sano.
Una teoría a verificar:
Luego de analizar 6.497 experimentos de 184 instituciones
científicas llevados a cabo en 23 países se detectó que los granos de soja
modificada genéticamente acumulan formaldehído carcinógeno. Es
decir, el trabajo que ha sido sometido a revisión de pares y publicado en
diversos medios de divulgación científica es claro, la soja por culpa de
su modificación genética, dicen, acumula fomaldehído, el cuál es un
conocido carcinógeno.
Este nuevo estudio revela algo nuevo, ya que pone en jaque
el sistema de que la FDA utilizó para asegurar la seguridad de éste y otros
transgénicos, el llamado método de “equivalencia sustancial” según el cual la
semilla convencional y transgénica son iguales. Sin embargo, el comportamiento
bioquímico de la planta modificada por sí sola, independientemente de
los herbicidas usados en su cultivo (también cancerígenos) acumula fomaldehído,
por lo cual la planta en sí sería distinta y no habría “equivalencia sustancial”.
Desde hace años mucha gente, desde distintos ámbitos, reclaman que hacen
falta estudios serios sobre el impacto real en ecosistemas y consumidores de
estos transgénicos. Uno de los argumentos de la industria, políticos y
organismos era que no existía diferencia sustancial entre el transgénico y el
convencional. La bioquímica dice lo contrario. El científico principal de la
investigación, Shiva Ayyadurai, del MIT se pronunció en este sentido: “Es
increíble que todavía no existan normas [de la FDA] para las pruebas. La seguridad
de los suministros de alimentos requiere que la ciencia desarrolle dichos
estándares científicos modernos para la aprobación de los transgénicos”.
Ray Seidler, exinvestigador principal de la EPA (Agencia de
Protección del Medio Ambiente de EE.UU), dijo: “El formaldehído es un conocido
carcinógeno de clase 1. Su elevada presencia en la soja causada por la
ingeniería genética común es alarmante y merece atención inmediata y la acción
de la FDA y del Estado. La soja incluso forma parte de alimentos
infantiles.
Hoy por hoy casi cualquier alimento procesado tiene un
derivado de la soja y en la mayor parte del mundo no se etiqueta por lo que
estamos expuestos sin siquiera saberlo.
El trabajo que ha sido sometido a revisión de pares y publicado
en diversos medios de divulgación científica es claro, la soja por culpa de su
modificación genética acumula fomaldehído el cuál es un
conocido carcinógeno.
China tiene la meta de ser el productor más grande del mundo
de soja no-GM, tanto para uso interno como para exportación. India también es
un productor de soja libre de GM.
No afirmo. Transmito información. Nuestros científicos deben
garantizarnos que lo que comemos no nos enferma. Debemos tener la seguridad de
que lo que comemos no nos hace daño per se. Tanto sea la soja en sí misma como el hecho que se da como alimento a los animales criados para nuestro consumo. No podemos seguir
mirando para otro lado. Los mitos se fabrican o se desestiman en función de
intereses y nosotros estamos en el medio.
Referencias:
The new paper is based on three earlier papers by teams also led by Dr
Ayyadurai:
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