3 ene 2017

Ni una menos por la droga. Giuliana otra víctima


El mismo amor, la misma lluvia.Esa vorágine en la que nos hemos metido lleva a los jóvenes a querer escapar. Son demasiadas las metas a alcanzar para ser adultos y algunos abandonan antes.
Pensemos esto: los indígenas les enseñaban a pasar de niños a adultos, en una noche; la noche de iniciación. Con ritos, enseñanzas, armas, pasaban de generación a generación los conocimientos adquiridos en su vida, en una noche. La simpleza de la vida les daba el rumbo, los valores de la convivencia.
La civilización complejizó el diario vivir, el querer tener, el querer ser por el tener, el querer saber para poder ser por el querer tener. Aunque sea éxito. Éxito en algo. Y los jóvenes escapan. No creen llegar. Es muy complejo.
Nosotros mismos teníamos las pautas marcadas. Triunfar?. En qué?. La estabilidad, la armonía, era la meta. Aspiraciones normales que requerían un tiempo y el tiempo lo teníamos.
Ahora, los conocimientos de las otras generaciones poco les sirven de guía, salvo los valores, pero pocas son las armas que se les pueden dar para defender esos valores.
En su debilidad, empiezan a creer que escapan con drogas o que estimulándose podrán alcanzar las metas o que el placer sólo lo van a encontrar drogándose ya que no estaría en otra cosa. O escapar o quedarse requiere de excesos, porque la vida es un exceso.
Sin embargo podemos ayudarlos con contención. Es necesario detectar sus debilidades y reforzarlas, mostrarles que la verdadera arma es la convicción que la vida es bella y vale la pena vivirla de frente, despiertos.
Capaz que el amar, el dar, el recibir, el reír, gratifique tanto que no haya que bajarse del mundo porque vaya muy rápido. Poder ver que  la felicidad está al alcance de la mano en función de las expectativas que ponemos para lograrla y si se  educa el manejo de las frustaciones que, lógicamente, deben ser contenidas por el entorno..
Despacio, sabiendo esperar, mostrarles que parando nuestra máquina el placer es mayor y sólo el tiempo nos da la oportunidad de apreciarlo. Viviendo más despacio. No sirve llegar rápido, sino lejos. Valorarse cada uno como es, para que sienta respeto por su vida..Giuliana Maldován con sus 20 años ya no es novia, hija, amiga. Perdió su camino. La perdimos.
información sobre Giuliana

Con nuestro culto a la satisfacción inmediata, muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de esperar.
Zygmunt Bauman

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