Parece ser que el gran impulso a la celebración del Carnaval llegaría de la mano del Intendente Luis Cándido Carballo, cuando decide organizar el tradicional corso anual bautizado como el Carnaval Internacional de Rosario en 1961.
Para los parámetros de la época aquellos corsos de Carballo significaron toda una novedad y también una inversión importante. La fiesta tendría un ingrediente que fue el que la motorizaría y convertiría en un impresionante éxito: la participación de la gente, que advertía que esos cabezudos, aquellas mascaritas gigantes, aquellas carrozas de todo tipo, aquellos jóvenes disfrazados de manera sofisticada o apelando sólo a la imaginación, traían una alegría de la que querían ser parte. Las noches que duró ese Carnaval Internacional colmaban la Avenida Pellegrini , Bv. Oroño y el Parque Independencia , donde se había emplazado el corso central a la que arribaron modestas comparsas y las carrozas de las colectividades que preanunciaban , según Ielpi, lo que sería luego la Feria de las Colectividades.
Tenía también otros ingredientes como los vendedores ambulantes que ofrecían comida y bebida para combatir el calor. Los todavía duelos de papel picado y serpentinas y el ruido de pitos y matracas. Los pomos de agua perfumada (eran de plomo, se acuerdan?).
Culminado el corso, la fiesta proseguía en los grandes clubes cercanos como venimos viendo: Gimnasia y Esgrima, Provincial. Newells old Boys en los que ya comenzaba a notarse la presencia de algunos artistas y ritmo que Yuyú Da Silva o Leo Belico traían de Brasil y serían infaltables en los bailes posteriores.
Fuente: Vida Cotidiana Rosario 1930-1960 de Rafael Oscar Ielpi.
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