No es lo mismo que esto:
Fabián Zalazar lo ilustra muy bien. No sólo no da lugar a la creatividad, sino que mata la esencia del simple diálogo.
No significa que uno no pueda intercambiar experiencias. Que también enriquecen. Porque las experiencias de otros pueden o no servirnos de referencia, de apertura, o darnos una visión diferente. Pero el interrumpir, no dejar terminar de hablar al otro (por razones diferentes: puede que el tema no nos interese, puede que lo está haciendo largo, puede que lo que dice nos angustie, puede ser que la ansiedad no nos permita esperar porque pensamos que cuando termine de hablar nos vamos a olvidar lo que íbamos a decir, puede, puede, puede), si sucede siempre, no creo que lleve a nada, de nada. Eso no es "tormenta de ideas", es un chaparrón....
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