6 may 2018

Nasrudín y las adicciones.


Una viuda llegó hasta la corte del Mulá y exclamó:


-Soy muy pobre. Mi hijo come muchísimo azúcar; en realidad se ha vuelto adicto a ella. A causa de esto el dinero no me alcanza. ¿Querría la corte prohibirle comer azúcar, pues yo no puedo lograrlo?

-Señora (dijo el Mulá), este problema no es tan sencillo como parece. Vuelva dentro de una semana y se le comunicará la decisión, después de que haya examinado el caso a profundidad.

Al cabo de una semana, el nombre de la mujer estaba nuevamente en la lista de los deprecantes.

-Lo lamento (dijo Nasrudín cuando le llegó el turno de la mujer), este caso es complicado y será postergado otra semana más.

Sucedió lo mismo en las otras dos semanas siguientes. Por fin Nasrudín anunció: -La Corte dará ahora su veredicto. Llamen al joven:

Este se presentó ante el Mulá.

-Muchacho (tronó el magistrado) tienes prohibido comer más de media onza de azúcar por día”.

La mujer expresó su agradecimiento al Mulá y pidió permiso para hacer una pregunta.

-Diga usted, indicó Nasrudín.

-Estoy intrigada por saber la razón por la cual vuestra señoría no le prohibió al muchacho comer azúcar en alguna de las audiencias anteriores.

-Pues bien (dijo Nasrudín), tenía que deshabituarme yo primero; ¿no es así? ¿Cómo podía saber que me llevaría tanto tiempo?”:

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