19 jun 2018

Meter un gol con los ojos tapados...

 Alguien de quien se puede aprender mucho.
En la selección nacional de fútbol para ciegos (Los Murciélagos) Silvio Velo es considerado el Maradona de los no videntes, el mejor jugador del mundo. Es oriundo de los Bajos de San Pedro, donde pescaba y donde también jugaba siempre a las escondidas con sus amigos, a pesar de que jamás encontraba a nadie.
Sus once hermanos, desde muy chico, lo llevaron a jugar a la pelota como si viera tanto como ellos o mejor, sin instrucciones especiales ni ventajas. Un chico ciego que jugaba con chicos grandes que podían ver los colores y las formas, adivinar los peligros y reconocer las oportunidades. A los diez años, cuando sus padres lo internaron en un instituto para no videntes y los profesores lo probaron con una pelota sonora, a Velo todo eso le parecía demasiado fácil.
Hay tres clases de ciegos: los totales, los que distinguen luces y bultos, y los que son capaces de vislumbrar siluetas de personas. Es por eso por lo que en ese fútbol todos ellos son igualados con parches oculares y antiparras. Entre las reglas están las características de la pelota sonora, la igualación de las antiparras y las dimensiones de la cancha: 40 metros por 20, con vallas alrededor del campo, porque los jugadores no pueden ver las líneas. Y también un curioso seguro defair play: cada vez que un jugador está a punto de disputar fuerte una pelota debe anunciarse diciendo "voy", para que el otro se arme y no se lastime. El arquero es vidente, y detrás del arco contrario siempre hay un guía, que funciona como el ojo de los jugadores en el área de la definición.
" Fueron subcampeones del mundo en 1998, y volvieron a serlo dos años más tarde. En 2002 vencieron a España en Río de Janeiro y se coronaron por primera vez campeones mundiales. En 2004 recibieron una medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Atenas, donde perdieron la final por penales.
A fines de noviembre de 2006, durante la final mundialista, una pelota disputada se abrió y Silvio la recibió en el medio campo, encaró en velocidad y esquivó por izquierda a un jugador brasilero que le salió al paso. Velo le apuntó al segundo palo, le pegó con "tres dedos" y estremecedora suavidad. La pelota se elevó en cámara lenta, hizo una comba hacia arriba y hacia adentro, y se clavó violentamente en el ángulo contrario. Ese gol de oro valió un mundial, una vuelta olímpica y una fiesta interminable. Velo era el héroe invencible, capaz de todo.
Cómo es posible concebir esa maniobra sin ver la pelota, el área, el arco y al arquero. Silvio no ve el fútbol, pero lo siente. No sabe cómo son los colores y las formas, pero las sospecha.
¿Cómo se crea la identidad futbolística? ¿Estamos seguros de que se crea viendo fútbol? Silvio nunca lo vio. Sólo escucha radio, y se imagina como todos el trámite de una final, el dramatismo de una jugada, la frustración de un tiro libre mal ejecutado, la gambeta de un pícaro.
Su felicidad innata: Silvio no se siente discriminado . "Soy campeón del mundo; tengo una buena familia; abracé a Dios de grande y me hice evangélico; tengo muchos amigos; tengo la capacidad de no recordar lo malo; estoy todo el día haciendo chistes; me río de los problemas; me conecto con las cosas que importan y no siento que esté disminuido ni atado a nada". Atados están los indigentes, los presos de sí mismos, los esclavos del mandato, los envidiosos, los que necesitan mucho y los que hacen oídos sordos al telegrama de la vida.
El mago de la oscuridad practica su magia.
fuente
Con este texto satisfago dos inquietudes. La primera es que no sabía cómo jugaban y en Rosario, en Avenida Pellegrini, el Paseo Olímpico, hay plaquetas que dan testimonio de rosarinos que se han destacado en esta disciplina. Otra sugerirles a nuestra Selección que se inspiren en Vela.


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