27 jul 2018

Excentricidades de un maharajá y su mini tren


Javier Moro cuenta las excentricidades, caprichos y pasiones de los últimos maharajás que reinaban sobre un tercio del territorio de la India, antes de su independencia en 1947.
Es interesante y hasta divertida la del maharajá de Gwalior que era tan aficionado a los trenes que había mandado fabricar uno en miniatura cuyas locomotoras y vagones circulaban sobre una red de rieles de plata maciza entre la cocina y la inmensa mesa de comedor de su palacio.

 El cuadro de mandos estaba instalado en el lugar donde el maharajá se sentaba. Manipulando manivelas, palancas, botones y sirenas,él regulaba el tráfico de los trenes que transportaban bebidas, comida, cigarros o dulces. Los vagones-cisterna, llenos de whisky o de vino, se detenían ante el comensal que hubiera pedido una copa (ver video al pie de la página).
 

 La fama de ese tren llegó hasta Inglaterra, cuando una noche, durante un banquete ofrecido a la reina María, a causa de un cortocircuito en el cuadro de mandos las locomotoras se lanzaron desbocadas por el comedor, salpicando vino y jerez, proyectando pinchos de queso con espinacas y pollo al curry sobre los trajes de las señoras y los uniformes de los caballeros. Fue el accidente de ferrocarril más absurdo de la historia.
Se conserva en el Museo de Gwalior:


Del libro "Pasión India" de Javier Moro.

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