- ”¿Por qué a mí? Todos parecen ser tan felices, ¿por qué
estoy yo en este sufrimiento?”.
- “Puedes darme el sufrimiento de cualquier persona y estaré
listo para aceptarlo, pero toma el mío, no puedo soportarlo más”.
- ”Traigan todos sus sufrimientos al templo”.
- ”Estoy listo para aceptar el sufrimiento del otro, pero
toma el mío; es demasiado, es insoportable”.
Y entonces Dios dijo: ”Coloquen sus bolsas en las paredes”.
Colocaron todas las bolsas en las paredes y luego Dios declaró:
- ”Ahora pueden elegir. Cada uno puede tomar la bolsa que
quiera”.
¿Qué sucedió? Por primera vez, todos habían visto las miserias de los demás, sus sufrimientos; sus bolsas eran igual de grandes ¡o incluso más grandes!
Uno ya se había acostumbrado a sus propios sufrimientos. Ahora, elegir los de otro… ¿Quién sabe qué tipo de sufrimientos habrá dentro de la bolsa? ¿Por qué molestarse? Por lo menos estaba familiarizado con sus propios sufrimientos y ya se había acostumbrado a ellos . Durante muchos años los había tolerado; ¿por qué elegir lo desconocido?
Y todos se fueron a casa felices. Nada había cambiado, estaban trayendo de vuelta el mismo sufrimiento, pero todos estaban felices y sonriendo y gozosos al poder recuperar su propia bolsa.
Nunca me voy a olvidar de ese programa cómico, que cuando llega el protagonista le preguntan:
- ´Cómo estás?. y éste le contesta: . COMPARADO CON QUIEN?.
Calderón de la Barca lo compara:
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