-Agrégala ahora (dijo el Mulá), y yo beberé únicamente la mitad.
-Por cierto que no. No hay azúcar más que para endulzar medio vaso de leche.
Nasrudín se dirigió hasta donde se hallaba el dueño del café y regresó con un paquete grande de sal.
-Buenas noticias, amigo, beberé primero, tal como acordamos; y quiero mi leche con sal.
Cuál es la mitad?. La mezquindad?,
Para volver a ser un país normal.
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