María Esther de Miguel en "Las batallas secretas de Belgrano" (Seix Barral) cuenta:
Qué raciocinio podía percatarse de que en un ala triunfaban los godos y en otra, los patriotas arrasaban (...) perplejos en medio de un campo de muertos, deambulaban sin saber qué camino tomar, mientras el humo que propician las batallas se esparcía por el espacio, y para colmo de males aparecía una nutrida nube de langostas que pronto cubrió el aire de azarosa pátina?. (...) Confundido por tantísima confusión Manuel comenzaba el retroceso cuando un paisano lo atajó:
-Ñorcito Belgrano, no se vaya que ha ganado la batalla.(pág. 194)
El azar fueron las langostas. Dicen que un juego sin azar aburre. El resultado de hoy pone a los jugadores del poder en la cancha, veremos cómo realmente son.
Nosotros esperemos como si fuera nuestro último segundo de nuestra vida. Es la cosa más divina del mundo!!!.
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