En tiempos de distanciamiento social y de incertidumbre, nos enfrentamos a fuertes emociones que pueden alterar nuestro bienestar. Frente a esto es muy importante poder expresar lo que sentimos -en lugar de evitarlo o negarlo- para prevenir el riesgo de recurrir a hábitos que no sean saludables para nuestro organismo. Estos atajos que nos dan la sensación de sentirnos bien sin importar el modo, son hábitos de consumo problemáticos.
Pero ¿qué es un consumo problemático? Es cualquier conducta que no es posible controlar y que afecta la salud física, psíquica o las relaciones sociales.
Generalmente, las relacionamos al abuso del consumo de alcohol, tabaco o drogas, pero también puede tratarse de hábitos compulsivos con el juego y las apuestas, la tecnología, las compras o la alimentación.
Es necesario prestar atención a nuestros hábitos y tomar algunos recaudos para lograr su prevención o intervenir a tiempo. Esto podría afectarnos o incluso también a un familiar o un amigo. Por eso, te contamos qué preguntas te podés hacer para detectar estas conductas:
¿Te exponés de manera constante y peligrosa al consumo de sustancias o ciertas conductas?
¿Percibís una alteración en tus relaciones familiares o con tus amistades y preferís aislarte?
¿No tolerás, mental o físicamente, la abstinencia de consumo porque tu sensación de gratificación depende de eso? ¿Intentás dejar esta conducta y no podés?
¿Abandonás otras actividades saludables? (Práctica de deportes, meditación, pasatiempos, entre otros).
¿Sufrís alteraciones en el sueño o en tu alimentación?
Si te quitan lo que te da placer, ¿te sentís irritable, con cambios bruscos de ánimo o incluso recurrís a la violencia?
¿Intentás, por cualquier medio, retomar el consumo?
¿Te descuidás en las rutinas o hasta dejás de higienizarte?
Fuente: Osde
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación
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