De chica tuve de libro de cabecera: "La importancia de vivir" de Lin Yutang que me enseñó fundamentalmente a disfrutar de las pequeñas cosas. No sólo si tenés sed poder tomar algo que la calme, sino una flor, un perfume, un paisaje. O lo que me pasó en el mes de octubre. Les conté de mi afición a la jardinería durante la pandemia. Revisando el estado de mis plantas me encontré con esto en mi ventana:
La proximidad en estos casos es muy importante. Poder tener a la madre al alcance de la mano y establecer códigos de convivencia resultó ser un grato trabajo.
. Se dejó fotografiar, no salió volando. Pero a veces se iba. Como pueden apreciar, eso amarillito es su cría:Incubó los huevitos desde el 3 de octubre al 12 de octubre...Y crecieron. Casi no cabían las dos crías en el ancho de la maceta pero ahí quedaban y la madre venía a darles de comer con el señor palomo y a dormir con ellos.Pero el 25 de octubre uno ya se había ido. Y acá es donde para mí se puso preocupante la situación. El que quedó parecía triste. Arrinconado en la noche. A la madre no vi. Totalmente solo en un rincón. Ya el vidrio no era necesario. Ni se movía cuando me acercaba. Y si no volaba?. Con tanto calor, capaz estuviera enfermo. Como verán les puse agua. Pero no podía ayudarlo a comer...
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