25 dic 2024

Ser pesebre en el camino de alguien.

 Antes que termine el día de hoy quiero rescatar este texto que recibí porque fue el mejor mensaje recibido. Tan real y tan cierto que vale la comparación. Quiero recordar que alguna vez fui recogida en un pesebre del corazón, alojada sin preguntar, sin esperar nada y sin juzgar. Y hoy lo traigo en su memoria.


Se puede pensar en el pesebre como una disposición del corazón.
El pesebre no posee riquezas, no ostenta, no agobia.
No tiene puertas, ni llaves, ni claves, ni contraseñas.
No exige requisitos.
Sólo está ahí, a disposición de quien necesite alojarse, refugiarse o hacer un alto en el camino.
Ser pesebre en el camino de alguien.
Alojar sin preguntar, sin esperar nada, sin juzgar. Alojar y dejar ir.
Ofrecer el agua que alivia. O las palabras justas. O un abrazo en silencio.
Porque todos en algún momento de nuestro camino hemos necesitado un pesebre.
Porque ser pesebre es una oportunidad de sentirnos cerca. De recuperar el sentido en un mundo sin sentido. De volver a sentirnos seres humanos.
Autor anónimo

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